miércoles, 14 de noviembre de 2007

Crítica de Sebastian Dichiera




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Critica de la primer obra de Ezequiel de Almeida. Interpretada por Marité Molas, Agustina Quinci, Eduardo Iacono, Ezequiel Tronconi, Martin Soler y de Almeida.

¿Como se empieza a hablar de una obra como Madre o Selva? Quien la haya visto, se dará cuenta que no se puede contar (como diría Kartun) ´el cuentito´ porque la historia es simple, o puede parecerlo a primera vista, pero la construcción, las aristas y curvas que tiene la obra, hacen que nada parezca ser lo que aparenta… exactamente eso, se podría decir que la obra es un juego de apariencias. Los seis personajes de la obra, tienen una cosa en común: el juego de rol.

5 personas ¿o seis? (dos hermanos y su padre, por un lado, por el otro, una tía y su sobrina) se juntan en una casa para jugar al rol. Ahí nadie es quien era, durante el juego, todos son otros, como los niños cuando juegan, estas 5 personas dejan de ser quienes eran, para transformase en otros seres, en otras personas, pero lo que pase en esa realidad otra, es verdad.


Mas no se podría hablar, seria debelar algunos elementos de la obra, y por otra parte seria demasiado complicado (además, de correr el riesgo que no se entienda) La obra no es una obra de texto, lo mas importante en este espectáculo no es lo que se dice, sino lo que pasa, y lo que no se dice, lo que no se explicita.
La obra no esta pensada para espectadores que pasivos, cualquiera que quiera ver un espectáculo donde se le sirva todo en una bandeja abstenerse, Madre o selva, deja muchos puntos incompletos, muchos lugares sin definir, los cuales obliga al espectador a usar su imaginación para completar esos lugares, una vez finalizada la obra, el espectador seguirá pensando en la obra, en lo que paso, en lo que no paso, en la realidad, en la otra realidad ¿en que estaban hablando? ¿Qué es lo que pasaba realmente? ¿Qué fue real? ¿Qué es lo real? ¿Quién es willy? Son algunas de las preguntas que uno se puede hacer al terminar la obra, y eso es lo interesante, son pocos los espectáculos que dejen al espectador con preguntas en la cabeza, la mayoría de los espectáculos termina la función y el espectador se va(tal vez un poco modificado) pero como fue al teatro, este espectáculo obliga al espectador a seguir con la cabeza en la obra, a completar lo incompleto, y no es que esos espacios incompletos sean por una mala dramaturgia o dirección, porque no se supo que poner… al contrario, en mi opinión, es una decisión para que el propio espectador arme su juego, inserte las distintas piezas que le fueron dadas a lo largo de la obra, y arme su propio rompecabezas.


La obra es muy interesante, con muchos momentos de humor (no gags, sino situaciones humorísticas, con un humor – si se lo quiere definir - ´absudrdo´) las situaciones no son para entenderlas ´cientificamente´ hay que entregarse a la obra, si uno lo hace, el placer es garantizado.

La dirección y dramaturgia cuenta a cargo de Ezequiel de Almeida, siendo este su primer montaje, en este sentido se nota que es una primera puesta: hay momentos donde el ritmo cae (los numerosos apagones entre escena y escena, que son demasiados largos, no ayudan) pero fuera de esto, se ve un gran trabajo – mas si se piensa que es su primer obra. Las actuaciones son homogéneas, y Almeida, supo ponerlas en un limite donde todo parece ser coloquial… aunque no lo es, si se hubiese optado por llevar las actuaciones a un lugar mas cómico, o de una actuación que explicite, seguramente la obra hubiese perdido el encanto, que tiene. Por esto, es muy bueno el nivel actoral, todo parece suceder naturalmente, todo esta en un clima de naturalidad tal, que el espectador al ver algunas situaciones – nada comunes – es donde esa antitesis, gana, entretiene y convoca.

Madre o selva, es un muy buen trabajo, y un debut más que auspicioso para este joven director.

Sebastian Dichiera

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