martes, 30 de octubre de 2007
08/11 FIESTA DE CIERRE DE TEMPORADA
por eso el JUEVES 08/11 hacemos la FIESTA de cierre de temporada.
A partir de las 23hs en RODRIGUEZ PEÑA 1074 (frente a la galería Bond Street)
Y para los que la pidieron
toca ESCALERA CARACOL incluyendo los temas de Madre o Selva y todos los demás.
Y además, según nos dijeron los chicos de la banda, se venderán algunas copias de su nuevo disco "Miscelaneas" que todavía no está a la venta.
Y por supuesto
Nuestro DJ de la casa Martin Soler nos hará delirar con su power-electro-rock-deforme
Entrada $8
domingo, 28 de octubre de 2007
Crítica en La Nación
Sábado 27 de octubre de 2007 | Publicado en la Edición impresa
Una espiral que desafía a los espectadores
No es fácil adentrarse en esta obra en la que lo absurdo se asocia con lo cotidiano y las diversas situaciones del hombre están dadas a través de un juego, por momentos caótico, del que surgen la hipocresía, la maldad, la mentira y lo más oculto del alma. Seis personajes -cuatro hombres y dos mujeres- transitan por diversas etapas en las que hay que descubrir lo que cada uno de ellos piensa del otro en un "puzzle" que cuesta armar para acercarse a los propósitos del autor.
La sala de una vieja casona del barrio de Almagro sirve de escenario para seguir los rastros de esos seres que encaran los roles que más le convienen, y así se van descubriendo de qué manera se construyen ficciones como sustituto de la realidad. Como director, Ezequiel de Almeida no necesitó nada más que un espacio casi despojado de elementos escenográficos -sólo una mesa, sillas, un maniquí y una computadora están a la vista del público- para insertarse en ese ir y venir de sus personajes que cambian de caretas a través de diálogos y de movimientos siempre dispuestos a sorprender y a manifestar el interior de sus personalidades.
La puesta en escena precisaba, para poder franquear la barrera de esta obra carente de una historia realista, de un clima que oscilara entre lo dramático y lo cómico, y Ezequiel de Almeida pudo sortear con soltura este elemento y dotar a su texto de la ambigüedad necesaria para mostrar a sus criaturas en diversos momentos en los que cada uno de ellos trata de ser el otro en torno de una espiral que habla de las envidias y de los deseos que los llevan a intercalar sus personalidades a partir de ese juego del que sobresalen casi todas las miserias en las que las partidas de dados son propicias para invocar a Dios o al diablo.
Un director sagaz
Seguramente, los espectadores se asombren en los primeros minutos de la pieza y les cueste bastante asociarse con lo que ocurre en el escenario, pero si logran esto no tardarán en comprender que Madre o selva se sustenta sobre la base de una idea original que retrata con angustia la existencia de los seres humanos en una búsqueda permanente de dejar de ser ellos mismos para transformarse en otros, que también buscan distintos rumbos que les trazó el destino.
El elenco respondió con calidad al desafío que les brindaba un texto tan cerrado en su propuesta, lo que permitió que la pieza avance en su propósito de mostrar desde el dolor más agudo hasta la sonrisa más complaciente. No menos acertada es la puesta de luces, y con estos elementos a su favor, la obra da paso a la discusión, al aplauso o a la negación de su valor. Sin duda, en su triple condición de escritor, director y actor, Ezequiel de Almeida se atrevió a concebir un tema que duele si se lo observa con atención y puede llegar a la incomprensión si se lo juzga con ojos poco avizores. Pero lo importante de lo que ocurre en el escenario es, sin duda, un desafío que no debe pasar inadvertido.
Adolfo C. Martínez
viernes, 26 de octubre de 2007
Cítica de Monica Berman
Publicado el jueves 25 de octubre en www.criticateatral.com.ar
por Mónica Berman.
La dificultad de establecer límites
Interesante propuesta de Ezequiel de Almeida
Empecemos por algún lado, claro, si es que se puede. De los juegos de rol, apenas si había escuchado hablar, así que ni soñar con entender, ¿un porro? ni siquiera un cigarrillo común, militante en contra y además, abstemia.
Ahora sí, lo puedo decir, sin ninguna clase de lugar de identificación, Madre o Selva es una propuesta preciosa igual.
Porque la puesta de Ezequiel de Almeida no se queda en el simple nivel del argumento, si fuera así podría resumirse en dos renglones o en varias páginas, lo que ya es un problema, es decir, si doy cuenta del relato, de la serie de acciones puedo decir “Juegan” pero si desarrollo el juego, si me decido a dar cuenta del discurso, ahí te quiero ver.
Al principio parece que te están tomando el pelo, pero cuando se sintoniza el registro la cuestión cambia de manera notable.
Uno podría decir qué cosas no hay que ver en Madre o Selva, por ejemplo, está prohibido decir “Mirá pobrecitos la vida que llevan estos chicos, son unos perdidos” e inmediatamente después “Y con el padre que tienen ¿qué querés?” También debería eludirse cualquier comentario en relación con los procesos represivos del inconsciente, matar al padre o equivalente.
Porque es madre o selva, “madreselva” no me sirve. La búsqueda de un juego con reglas precisas, pero el otro actúa y las reglas se desestabilizan.
La primera impresión es que la puesta es desprolija, como si tuviera las piezas sueltas o mal encastradas, a medida que avanza uno entiende (no que las piezas van a armar un precioso rompecabezas figurativo) que no va a haber ninguna totalidad a construir (no hay ni un pasado completo, hoy fragmentado, ni un futuro con vistas a armarse). Es así. Punto.
Uno de los lugares donde puede encontrarse una ¿clave? es en relación con la actuación. Porque actúan de manera doble, como personas del mundo y como participantes de los juegos de rol y allí es necesario marcar las diferencias. ¿Cómo construir en un mismo universo dos personajes con límites poco precisos? ¿En qué momento dejás de ser del mundo ¿real? para ser personaje de un juego? ¿Cuál es la diferencia entre un personaje de “relleno” visible o invisible desde el que interactúa con él (Wally o el cantinero)?
Los datos temáticos (el rol, la droga, la conectividad obsesiva) probablemente no sean otra cosa que el lugar de anclaje de una cuestión que atraviesa todo nuestro universo pero que allí se intensifica, la dificultad de establecer límites entre ¿qué? ¿qué nombre ponerle? ¿madre o selva? ¿real- irreal? ¿será un par de opuestos? Parece que no.
Mónica Berman
jueves, 18 de octubre de 2007
Crítica de Soledad Suarez
Crítica a Madre o Selva
por Soledad Suarez
Digamos que si algo se aleja mucho -pero mucho- de lo que sigue, es la torpe ansiedad obsesiva de nombrar, por fin por fin, la totalidad. Qué es madre o selva.
Y - que quede claro, es importante-: se aleja ella, no yo.
La muy obscena –morbosa, sí, toda ella- se niega rotunda y burlonamente a la ofensa quirúrgica de la clasificación al detalle. Con clausuras no jodamos, gente. No le caben y uno… bueno, uno simplemente se acostumbra.
Balbuceo, entonces. Sí así viene la mano, habrá que ver qué onda.
Hay algo de auténtico destiempo en casi todo lo que pasa. Ahí, sonriendo estúpidamente. O cruzando las piernas tibias con demasiada frecuencia, casi con excesiva inquietud. Ahí, mirando, quiero decir. Y también después. Ahora mismo. Todo lo que está cerca de madre o selva tiene un dejo de hermosa inexactitud.
Podría ponerlo así: en cada escena lo que pasa y lo que casi-pasa se buscan promiscuamente, todo el tiempo. Y ahí, en la grieta, se empieza a encontrar un placer perverso en la impureza, en el casi, en esa especie de vapor inconcluso que poco a poco comienza a ser muchísimo mejor que cualquier bienestar acabado. Se te escapa, cada vez, justo cuando crees encontrarla resbala y no, por ahí no era, vuelta a empezar y volver a perderla.
Puedo decir, también, muchísimo menos: es como si les importaras un carajo, a todos. A los actores, a cada puta línea del texto. Lo que pasa ahí podría no pasar. Madre o selva podría no ser. Y sin embargo justamente ahí, en eso que tiene muy poco de necesario, las cosas pasan y son muchas y van a pasar estés o no estés, te guste o no (claro que si no estas no pasan, imagino que no hay obra sin espectador y toda la bola, los muchachos laburaron mucho y está muy bien pagar la entrada que lo vale absolutamente, y la mar en coche, pero mucho más allá).
No importa si jugaste rol. No importa si fumaste porro, o si te gusta muchísimo el teatro. No importa mucho tampoco qué mierda está sucediendo. La piba sale del baño y casi que te avisa: esto da un poco de miedo, loco, un miedo erótico, dulce. Un miedo bobo. O no. No da miedo. Da risa. También da risa. Y además te excita un poco. La pibita, pero también todo lo demás. O más aún todo lo demás.
Es la forma que tienen –y son buenos, muy buenos- de decir cada línea del texto, cada parte. Un toque pasada de mambo, o quedándose un poquitito corta. Todos los gestos, todos los movimientos, siempre un poco más allá o más acá de lo que podría esperarse. Como una burla, un guiño, o un dialecto estúpido. Es difícil decir. Y por eso mismo.
martes, 2 de octubre de 2007
RecomendaM.O.S
Al Señor Ezequiel Tronconi se lo puede ver en:
PELOTA PALETA Escrita y dirigida por él mismo.
Domingos 18:30hs Teatro Puerta Roja. Lavalle 3636
A Ezequiel de Almeida en:
BLOQUEO Escrita y dirigida por Rafael Spregelburd
Jueves 21hs Teatro del Pueblo. Av. Roque Sáenz Peña 943
Y ahora sí,
ALGO DE RUIDO HACE de Romina Paula
Excelentes actuaciones. Una historia simple llena de sutilezas. Un vínculo fuerte entre dos hermanos que no esperan la llegada de una prima. Un argumento simple obliga a que esté muy bueno lo que pase. Y lo logran. En fin, queremos conocer a Romina Paula.
Opera prima, como la nuestra. Actores que escriben. Que juegan con los géneros. Y que muestran a flor de piel sus influencias, como si no temieran contarnos quién ha sido el autor que los impulsó a escribir. CI-FI, efectos especiales, magia. Un thriler, un melodrama, buenas actuaciones. Realismo enrarecido. Si Madre o Selva es una obra “a lo spregelburd”, Biónica es “daulteana” Y está muy bien.
ESPIA A UNA MUJER QUE SE MATA de Daniel Veronese
Sin ser fanáticos de Daniel, aplaudimos con toda nuestra fuerza esta obra. Para los que pensábamos que ya no se podía hacer a los grandes clásicos: Un Tio Vanía al pie de la letra pero con la actualidad, la escenografía, la crudeza y la mayoría de los actores de “Mujeres soñaron caballos” Las actuaciones de Fernando Llosa y Osmar Nuñez, son fantásticas. Imperdible, posta.
LA PARANOIA de Rafael Spregelburd (Estreno Oficial: Febrero 2008 en el C.C.C.)
Spregelburd que sabe mezclar géneros ahora mezcla también formatos: Teatro y cine en simultáneo. Una historia muy ingeniosa o muchas historias, como “La Estupidez”, una obra para no pestañar. Apabullante bombardeo de información. CI-FI Bizarra o una disertación sobre “la ficción” La mejor de Spregelburd, prepárense.
A todos nos gusta Daulte, bueno. Y por eso ahora esta de moda criticarlo. AUTOMATICOS nos gustó. CI-FI apocalíptica desde el vamos, sin tapujos, en la misma coctelera que los problemas más simples de un grupo de adolescentes. En un sótano mugriento pasan cosas peligrosas pero pareciera que afuera es aun peor. Para los que no creían que se podía hacer terror en teatro, agárrense: El tren fantasma del italpark, un poroto. Buenas actuaciones, sí, pero Mariana Chaud la descose.